sábado, 7 de marzo de 2009

Sección nueva! El 1º año en el Seikatsu Gakuen de Masako


Pues aquí está Yachi, para todos ustedes, y visto que en este blog nunca hay nada del otro mundo, pues voy a hacer algo para que se me quiten las ganas de mono, ¿y qué mejor que escribir? Pues visto que no puedo avanzar voy a relatar los dos primeros años en el Seikatsu de Masako, ahora va el primero, del cual espero poder escribir por lo menos una entrada semanal, a veces serán más y otras menos (tranquilos, que voy a ir contando día a día, si no los días más importantes xD) y así sabréis todo lo que pasó estos dos años que yo estuve dentro, habrá gente que salga, otros que no así que espero que lo disfrutéis aunque no salgáis ^^ Eso sí, atentos, ¡no vaya a ser que de repente Masako se vaya a dios sabe donde y se lo encuentre! Aquí puede pasar de todo~




Lunes 31 de Marzo del 2006


Aquella noche apenas había dormido, 4 o 5 horas como máximo, y es que la curiosidad me mataba por dentro. Me habían aceptado, además al primer intento que en teoría era lo más difícil, así que ahora solo había que esperar a ver cómo era.
¿Por qué todo el mundo adoraba el Seikatsu Gakuen? Era una pregunta difícil, de eso no había duda y por más que había buscado en el portátil no era capaz de encontrar una respuesta demasiado clara, aunque estaba claro que el asunto de que hubiera tanta gente famosa y rica era uno de los más importantes, además, ya llevaba un tiempo fijándome y salían en muchas revistas, incluso gente que no era famosa por el simple hecho de ir al Seikatsu ya era importante y se investigaba sobre su vida.
¿Qué iba a pasar entonces con mi familia? ¿No se suponía que era un secreto? ¿Es que ahora tendría que andar con cuidado de que no me descubrieran?

A las 6 Haruo entró en la habitación con la intención de despertarme, por lo tanto se llevo una gran sorpresa cuando me encontró sentada en la cama con el portátil sobre las piernas.
- Pero Ojou, ¿ya despierta? Con lo que duermes siempre...
- No podía por los nervios, ¿normal no? Además estoy en la página web del Seikatsu Gakuen mirando las instalaciones, ¡tienen de todo! Ven, acércate.
- Qué sitio más grande, ¿no? – Dijo mientras se sentaba a mi lado – ahora entiendo que cueste un pastón la matrícula, porque para costear eso... ¡Ostras! ¡¡Mira la piscina!!
- ¡Y mira el gimnasio! Esto es asombroso...

Tras mirar toda la galería de fotos y quedarnos ambos absolutamente hipnotizados (hasta el punto de que Haruo dijo que quería volver a ser adolescente para ir) nos fuimos a desayunar. Ya estaba todo el mundo despierto, incluso Kazu con mejor cara que de costumbre.

- ¡Onee-chan! – Dijo mientras desayunábamos - ¿Cuándo vendrás a vernos?
- Lo más pronto que me sea posible, ¡por supuesto! – Dije con una sonrisa – Tú prométeme que seguirás portándote bien aunque ya no te vigile, que cuando vuelva quiero encontrarte igual de bien que ahora, ¿ne?
- Si Ojou no viene Kazu iremos nosotros a verla, ¿vale? ¡Porque no veas a que pedazo de instituto se va! - Dijo Haruo con una sonrisa enorme.
- ¿En serio? ¡¡Yo quiero verlo!!
- Pues yo voy a ser el único que lo vea, jeje – dijo el abuelo riendo.

Demasiadas maletas, había hecho demasiadas maletas y ahora a ver cómo me las llevaba al instituto, porque en teoría iba a ir en tren, ¿no? Cualquiera cargaba con todo eso... El abuelo al verme indecisa mientras las miraba me dijo que no me preocupara, que hoy me llevara los libros, uniforme y lo más necesario y todo lo demás llegaría mañana en perfectas condiciones, también me dio un monedero con los típicos estampados puramente japoneses que a él tanto le gustaban, la verdad es que el monedero pesaba lo suyo, así que abriéndolo me llevé la sorpresa, ¿y todo ese dinero? Madre mía, ¡¡pero si con eso me podía comprar una casa propia!! El abuelo le quitó importancia con la mano y dijo que era para los primeros meses, que ya me mandaría más, ¿qué haría con tanto dinero? Porque con eso se podía sobrevivir varios años teniendo en cuenta que en el instituto me daban la comida y todo gratis (ya que el precio de todo eso iba incluido en la matrícula).
A las 8 aproximadamente llegó Koki a despedirse y como de costumbre montó un espectáculo de esos que a él tanto le gustaban, para finalmente acabar con la conclusión de que era mejor eso, así cada vez que le echaran de casa podría apropiarse de mi cuarto y no tener que estar en el de invitados (que no tenía nada que envidiar a un cuarto normal y corriente).
Una vez hube rezado a mis padres pidiéndoles que me ayudaran con el inicio del curso cogí la maleta de ruedas y el bolso que me llevaría y lo dirigí hasta la entrada.

Meguro se emperró en llevarme con el coche hasta la puerta del mismísimo Seikatsu, según él cuanto podía tardar ¿una hora? Finalmente lo dejó correr porque se dio cuenta de que acabaría perdido y esa era una de las cosas que más odiaba. No obstante investigaría como llegar para por la tarde llevar a mi abuelo a la ceremonia de ingreso.

Cuando quise salir de casa estaba allí toda la panda de mi abuelo, dispuesto a despedirme de esa manera tan formal suya, la verdad es que daban un poco de miedo, pero como les había visto desde pequeña ya no me decían nada, eran bastante normales aunque he de decir que los trajes tan formales y esas pintas que les daba a veces por llevar eran curiosas e imponían respeto.

Tenía que coger varios trenes, primero fui andando con toda la familia hasta la estación de Kasukabe, más tarde hice trasbordo en Kitasenju y luego otro en Kayabacho finalmente me bajé en la estación de Toyocho, donde accidentalmente choqué contra un chico en la salida, cuando ya el chico se hubo alejado me di cuenta de que se le había caído algo, una pequeña agenda nada más y nada menos, le busqué por los alrededores de la estación pero nada, no apareció así que decidí abrirla para ver si venía algún dato interesante. Aoki Yukihiro, su nombre era el único dato que ponía y que me fuera útil, en el resto de la agenda no ponía nada, simplemente parecía haber muchas cosas escritas.

El taxi me dejó en la puerta del Seikatsu, así que pasé la entrada tranquilamente, dejándome impresionar por los inmensos jardines. Cuando llegué a recepción había un gran revuelo y es que parecía que todos los estudiantes nuevos habíamos ido al mismo tiempo. Cuando conseguí llegar a recepción la amable secretaria me dio los papeles de mi habitación algunas más cosas de interés, una de ellas el formulario para las clases optativas, de las cuales me decidí por Tareas Domésticas, aunque Música se me hacía apetecible también. Mi compañera de habitación era Nishikado Yuri y mi tutor Takamori Yusuke, que a su vez también era mi profesor de Biología.

Mientras bajaba las escaleras para dirigirme a la habitación me tropecé (que suele ser lo que pasa cuando vas mirando a donde no tienes que mirar) y, por poco me mato, gracias a dios alguien que pasaba a mi lado me agarró a tiempo, aunque mi maleta de ruedas no corrió la misma suerte y terminó de caer los escalones que quedaban, gracias a dios no se abrió, porque si no eso sí que habría sido bochornoso. Me quedé mirando la cara de mi salvador, por poco me da un soponcio al verle, ¿de dónde había salido alguien tan guapo?

- ¿Estás bien? – Dijo ya soltándome - ¿Te has hecho daño?
- N-no, e-e-e-esto-esto-estoy bien, gracias. – Dije inclinándome rápidamente.
- Vaya, la pena es que tu maleta no ha sufrido la misma suerte que tú – entonces bajó las escaleras y la cogió – ¡Qué maleta tan resistente! ¡¡Con el golpe que se ha dado yo pensaba que se había roto!!
- ¡La maleta! – Dije bajando corriendo hasta donde estaba – Espero que no se haya roto nada...
- Cierto cierto, deberías llegar a tu cuarto cuanto antes para ver si se ha roto algo de dentro. Bueno, si entonces estás bien ya nos veremos otro día – Y con una sonrisa se despidió y subió las escaleras camino de secretaría.

¿Ese era otro alumno? En el caso de ser así debía ser por lo menos de tercero, ya que muy adolescente no se le veía, y encima tan agradable... Ay, debía estar colorada como un tomate, lo mejor sería llegar cuanto antes a la habitación.
Una vez allí me encontré dentro a una chica, seguramente mi compañera.

- Etto... ¿Nishikado-san? – Dije entrando.
- ¡Anda! ¿Yamaguchi Masako verdad? – Dijo con una amplia sonrisa – Ah, ya me he cogido esta cama, espero que no te importe y señaló la parte del cuarto donde estaban sus maletas.
- Claro que no, bueno, espero que nos lo pasemos bien como compañeras de habitación Nishikado-san – Dije con una reverencia.
- Teniendo en cuenta todo el tiempo que vamos a pasar juntas yo creo que sobran formalidades, ¿verdad? Me puedes llamar Yuri, ¿te puedo llamar Masako?
- Claro Yuri-chan – y ambas sonreímos.

Mientras ordenábamos nuestras cosas nos pusimos ha hablar, había tenido mucha suerte de tener una compañera de habitación tan maja, por lo visto su hermano estaba en tercero y ella ya conocía bien como iba todo el asunto, así que como ella ya había estado en el Seikatsu después de comer fuimos las dos a que me lo enseñara.

Por la tarde fui con el abuelo y Meguro a la ceremonia de ingreso, donde nos quedó a todos bastante claro que en el Seikatsu eran muy exigentes, una vez terminada el abuelo y Meguro se marcharon, ya que aún tenían un par de asuntos importantes a los que atender.

Esa noche cuando Yuri y yo salimos de cenar nos encontramos a tres de 3º acosando a lo que parecía un niño pequeño, le pidieron la cartera y él se intentó resistir, claro que no pudo. Ante semejante injusticia me acerqué hasta donde se encontraban, no era plan de dejar las cosas así.

- ¿No sois demasiado mayorcito para comportaros así? – Dije poniendo mi mano sobre el hombre del que parecía el jefe.
- Hombre, ¿qué tenemos aquí? ¿Qué tal guapa? – Dijo uno de los que estaban con él.
- La cartera – dije con la voz áspera – dádsela ahora mismo.
- ¿Y si no queremos qué? – Dijo el otro.
- He dicho ahora mismo – dije mientras hacía presión con mi mano – No me hago responsable de lo que os pueda pasar.
- ¿No estás tú demasiado gallita para ser una chica de primero? – Dijo por fin el jefe – No te creas que por ser una chica te trataremos con delicadeza – con un movimiento de hombro se deshizo de mi mano y se apretó los nudillos, dejando caer la cartera en el césped.

Lo que pasó a continuación fue bastante rápido, recuerdo haber dado varios puñetazos en la nariz y también algún que otro cabezazo dejándoles tirados en el suelo, juraron venganza y salieron corriendo dejando la cartera en el sitio en el que había caído en un principio, yo me agaché a cogerla para devolvérsela a su dueño.

- Toma, y la próxima vez ten cuidado – me percaté de lo pequeño que parecía - ¿eres familiar de alguien de aquí?
- Eh... Soy estudiante – dijo algo avergonzado – ¡¡muchas gracias!! Lamento mucho que hayas corrido peligro por mi culpa, de verdad – dijo con una profunda reverencia.
- Pero muchacho, levántate que no pasa nada – dije dándole una palmada en el hombro – ¡esos no me habrían hecho ni un rasguño!
- ¡Sugoooooi! – Gritó Yuri - ¡Me has dejado muerta Masako-chan! ¿Cómo has podido acabar solita con esos tres? Estaba por llamar a un profesor, pero es que lo has hecho con una velocidad que...
- No eran nada del otro mundo la verdad, me he enfrentado a hombres más fuertes – ambos me miraron con los ojos como platos – Bueno Yuri-chan, ¿nos vamos? Ya nos veremos otro día, eh...
- Tsuyoshi, me llamo Abe Tsuyoshi – dijo con una sonrisa.
- Hasta la próxima Tsuyoshi-kun – Dije mientras me despedía con la mano.

Una vez estuvimos en la cama, apunto de dormir ya que al día siguiente había que madrugar, recapitulé la de cosas que habían pasado y recordé la agendita que me había encontrado en la estación, entonces la cogí y la miré ¿encontraría al propietario algún día? Empecé a pasar las páginas y mi mirada se fijó en una en concreto, comencé a leer y cuando estuve terminando tenía los ojos llenos de lágrimas, hacía tiempo que no leía algo tan bonito.

- ¿Masako-chan? ¿Pasa algo? – Dijo Yuri percatándose de mis lágrimas y levantando la vista de su libro.
- No, nada, estaba leyendo algo muy triste – y reí un poco avergonzada.
- Vaya, ya es tarde, ¿apagamos las luces?

Mañana sería mi primer día de instituto en el Seikatsu Gakuen. Miré el uniforme colgado de la puerta del armario antes de apagar las luces, sí, esto sí que iba a ser un desafío.

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